Nuestro blogg. Sus comentarios:

Vivir significa aprovechar todo cuanto te rodea, sentirse lleno de emociones, aprender, enseñar, recordar… Recordar momentos felices, momentos llenos de satisfacción. Mirar atrás y ver que te has convertido en quien querías ser. Mirar atrás y pensar que la vida te está tratando bien o, al menos, no peor de lo que te podría estar tratando.


Algunas cartas de amor que cada quien puede hacer suyas.

Tu eres el número:

Bendecidos por dos estrellas fugases.

Te voy a dejar ir despacito
desalojando cada espacio que ocupas en mí, muy suavemente
casi sin ruido
         sin prisas.
Te voy a soltar, porque es el último recurso de amor hacía ti que me queda.
Te voy amar como se quiere a lo bello de la vida o la libertad...sólo apreciándose de lejos,
amaré tu memoria incondicionalmente y seguiremos adelante
porque es mejor retirarse y dejar un bonito recuerdo, que insistir y convertirse en una verdadera molestia.
12 Junio 2019

Disección

El proceso de averiguar qué ocurre en la mente de una joven de casi un cuarto de siglo no es tan fácil cómo esperaba. 
Es fácil saber quién se quedó en su piel, quién la rodea y la compaña, con qué se alimentó el último mes, conocer lo que significan sus expresiones faciales, su tonos al hablar, su ritmo en la vida... pero su mente... al principio es algo delicioso, provocativo... y casi, o mejor dicho levemente excitante, pero al final de su degustación te genera vacío, melancolía y un terrible sabor de mujer defecante, cruel pastosidad. Insabora toda ella, esa es la experiencia final.
Una terrible perdida de tiempo, pues no te entregó una experiencia. 

En éste análisis minucioso se tienen que hacer muchas paradas en contexto, ahondar en los tiempos en que ella vivió su en cabeza, ubicar realmente dónde está su energía y con quién se quedó su espíritu, porque su cuerpo, su cuerpo y sus músculos y cada órgano del que no aprovechó su vitalidad, yace aquí...

Se abre éste caso tras la investigación de la pérdida de las emociones en una joven de 25 años quien desde hace nueve años atrás intentó crear ritmo a su vida, disciplina, éxito, metas y pasión pero nunca lo logró. Misma infección la padece el 50% de la última generación, queriendo encontrar entonces respuestas para diagnosticar y nombrar, para dar seguimiento a su origen y cómo es que se transmite.

Apego VS Libertad


30/01/19
Todos tendemos de ambos hilos frágiles y ligeros, de los que podemos caer, todos. Y sentirte estancadx mentalmente porque no supiste cuándo parar y llevaste la situación a los extremos. Y no sabes cómo levantarte tú, ni cómo ayudar a tu pareja, amigo, padre o madre.
Mucho menos cómo darle mantenimiento a una relación dañada.
La vida no se resuelve con un test, ni yendo a que nos lean la mano, el café, la sopa o las cartas. No hay una fórmula secreta, no existe. Pero es sano cada cierto tiempo  tocar base con uno mismo, un detox espiritual y emocional, hacer un inventario de lo que tenemos, lo que nos hace falta, las reglas que rompimos, los pactos nuevos y qué podemos mejorar. Son tiempos que inviertes en ti mismx para darte cuenta realmente qué te está costando trabajo o si te volviste una rutina.

Es importante que entendamos que nadie tiene la obligación de querer, nadie. ¿Suena burdo? La vida de muchas personas se encuentra estancada en este pensamiento, y lo que se nos complica es estar conscientes de que no importa lo que hayas hecho por una persona, la reciprocidad no es obligatoria. Mal construimos el concepto “amor” y empezamos a esperar cosas de los demás, no en razón de quiénes son, sino en razón de lo que nosotros hacemos por ellos. 

FÁCIL OÍRLO, DIFÍCIL APLICARLO.
Nos obsesionamos siempre para encontrar respuestas para las acciones de los demás porque no reaccionan como esperamos, o lo que según habíamos hecho por alguien, hasta ese punto.
Vivimos aplazando el proceso de dejar ir una situación o una persona porque no estamos satisfechos, porque aún no obtenemos respuestas. Pero muchas veces las cosas no tienen explicación. Siempre las cosas son grises, a veces simplemente son blancas o negras, y no puedes desgastar toda tu vida tratando de buscar una explicación ante una algo que seguramente no la tiene.
Las personas no son maquinitas a las que les metes “moneditas de amabilidad”, hasta que sale el premio que tu quieres. ¿Sabes? A veces eso no tiene reflejo para nada en la manera que tienen ellos de ver la vida o cómo es su forma de querer.
Nos cuesta mucho entender que las personas tienen derecho en cualquier momento y por cualquier razón, de simplemente no querer de estar contigo. Y muchas veces no tiene nada qué ver con la manera en la que tu actúas.
 Entre más tiempo pases diciéndote a ti mismo que tienes que encontrar la razón de ser de algo, una explicación, o algo que hiciste bien o algo que hiciste mal, o algo que la otra persona hizo bien o mal, menos vas a poder dejar ir, sanar y seguir con la vida.  Simplemente hay algo qué aprehender detrás de lo que te pasa, de todo lo que vives, y tienes que tratar de buscar la lección en lo que estás viviendo y no concentrarte en lo que estás perdiendo, sino en todo lo que viene ahora después de eso.

¿No sabes qué viene? Bueno, entonces mira dentro de ti y trata de entender en qué momento cediste control de tu vida y de tus emociones, en qué momento dejaste que alguien más tuviera tanto poder sobre ti, de lo que piensas y lo que eres. Y entonces retoma esa fuerza, retoma ese poder. Porque la vida es como una línea ondulada de tiempo, la vida es cíclica, la vida es relativa, la vida es como una gráfica de líneas y puntos… todo lo que hay es parte simplemente de ser humanos y no puedes aferrarte a lo bueno que tenías cuando te sentías cómodo y en confort. Porque tienes que salir de ahí, tienes que empezar a trabajar para llegar ser la persona que quieres ver frente al espejo.
Al final del día, tu decides sí quieres cargar con toda esa duda, con todo ese resentimiento, con toda esa molestia, con todo el enojo, con esa inquietud ante respuestas que nunca vas a obtener, o te enfrentas y concentras a tu futuro. Tu decides qué tanto poder vas a seguir dando a una situación o una persona sobre ti. Nadie más. Solo tu tienes el poder de decidir.

DÉJATE FLUIR.
Dejar ir o perdonar no significa que vas a dejar entrar a una persona a tu vida nuevamente, significa que te liberas del dolor que una situación te ocasionó.
Tampoco es decir “perdono, pero no olvido”, para nada es eso. Es decir que reconoces que las acciones de la otra persona no pueden seguir controlándote a ti, no pueden seguir teniendo poder sobre ti o sobre tu vida. 
Es entender que no puedes obligar a nadie a que te quiera, y tampoco te puedes obligar a ti mismo a querer a alguien o una situación, sólo porque alguien es amable contigo o te trata bien no significa que le debas algo.
 No le debes algo y no te deben nada.
A la única persona que le debes algo es a ti mismo. Te debes a ti mismo, te debes la felicidad sobre todas las cosas, pero, sobre todo, permítete sentir todo ese ciclo de emociones, desde tristeza hasta frustración y decepción, pero ante todo recuerda que no debes de anclarte a ninguna de esas emociones.







Desvanecer

Junio 2, 2018


Y cargo sobre mi pecho todas mis memorias
todos los cuerpos ausentes y sus fantasmas recorriendo mi casa.

Cargo sobre mi espalda todas las culpas de mis casi ochenta años,
tan pesadas y grandes que no me permiten avanzar y me han ido enterrando al suelo que me sostiene. 

Ya mis piernas no me dejan avanzar
están cansadas
  débiles,
Son montones de escombro, ruinas que quedan de vida, 
que pesan... hieren

Laceran mis recuerdos ti,
porque ahora eres un fantasma que me persigue
son tus reclamos los que me enfadan
y entre tus palabras no encuentro sinónimos de gratitud.

Tengo casi medio cuerpo hundido en soledad
en lágrimas y llanto ahogado... 
Y los recuerdos son los únicos que me consuelan.


Porque sí bien es maldición y bendición, paulatinamente olvido.
Te escribo porque existes, existes porque te recuerdo.
Algún día desaparecerá tu presencia de mi mundo, y poco a poco me iré desvaneciendo
Algún día olvidaré quién eres y por qué me proteges
pero tal vez al mirarme con ternura y al ver lágrimas en tus ojos, pueda recordarte
recordar que me quieres, aunque sea

por poco tiempo....


No me olvides, no olvides quién realmente fui
No turbes tus memorias pisoteando mi gloria
No olvides que fui mujer, madre, cómplice y amiga
¿Y qué si me equivoqué?
¿y qué sí cometí errores con estandarte de purezas?
He cobrado factura de todo, y no te olvides que cada una tuvo un precio muy alto.

Yo sólo quería construir un castillo para ti
un lugar donde el mal no existiera
que fuera nuestro refugio... donde oyera sus risas y pudiéramos al fin florecer
Pero entre mis afanes, y queriendo ser yo quien te protegiera no preví de alguien que te defendiera de quien protegía tu casa

Y ahí estará mi cuerpo y yo aún viviendo, pero no seré yo.
Porque yo siempre seré esa mujer que te abraza a la llegada, que celebra tu bienvenida con un festín de alimentos
con mis actos de servicio a ti, así es como demuestro que te amo
Porque soy esa mujer de risa fuerte y grande
llena de abrazos y amor desbordante
que te acurruca en sus brazos y llena de labial tus mejillas
esa mujer cantante
esa mujer vanidosa y coqueta
esa mujer viva de alegría en su penar
Siempre seré esa mujer que se preocupaba por ti, aunque no fuera de la forma más correcta

Te escribo esta carta con mucho tiempo de antelación, para no olvidarte
para no olvidarme
y recordar que sí te escribo, es porque te amo.


Pude haber hecho más de lo que hice
pude haberme esforzado más de lo que me esforcé
pero eso sí... nunca nadie va a anhelar tan desesperadamente
poder escuchar tu voz y mirar tus ojos, oír tus hazañas y sostenerte en derrotas, como lo hago yo.






Sólo tu

Y sigo estando aquí, esperándote por las noches
arropando tu cuerpo desnudo junto a mi pecho,
que bien, es tu refugio
tu descanso

Ven y besame la sonrisa que causas
ven, mí amor
regocíjate en nuestro amor
porque éste es nuestro tiempo, nuestro presente

Sigo así, tan plena, tan agradecida
por tanta magia, por tanto amor
sigo agradecida por coincidir en el camino...
el amor eres tu.

Sigo deslizando mi dedo sobre tu espalda fría, sobre tu rostro dormido
sigo despertando a tu lado, acurrucada entre tus espacios, que te juro, embonan perfecto conmigo.

Quédate,
quédate todo el tiempo que desees, que para mí es un honor que estés en mi vida.

Los "te amo" en nuestra relación han pasado por muchas tonalidades, por letras arrastradas, por diferentes emociones, cada uno mejor que el anterior.

Te quiero a ti, te quiero hoy, te quiero para mañana y pasado mañana. Esa es mi respuesta cada amanecer.







You go to my head

Me gusta estar ahí, con el silencio y a tu lado
verte y reflexionar tus movimientos
verte e interpretar tus gestos


Dijiste "siempre estaré ahí" y espero eso signifique "al alcance de tú mano".
Tengo ideas burdas acerca de las manos, pues ¿para qué fueron creadas? Sin duda son extremidades funcionales del ser humano, pero creo que uno lleva en las manos lo más importante, inclusive si es dicho en lenguaje figurado.




Por eso quisiera oírte decir que estás al alcance de las mías.
 Y que quede claro, me gustaría ser todo lo que buscabas 
complementar tu ser 
ser la excepción para recibir tu afecto
ser, al fin, la plenitud que quizá necesitabas encontrar, es decir: la calma, la tormenta y la calma que viene después de ella.



       Así que, sólo quédate conmigo sí no tendrás que buscar a nadie más para ser totalmente feliz. 


Te busco



Te busco, no sé dónde pero te busco
te busco entre tantas miradas y entre tanta gente 
te busco entre tantos labios, tantos cuerpos, tantas mentes 







Te busco sin tener muchos o pocos motivos
te busco por inercia, de forma casi natural
como sí mis manos tuvieran necesidad de tú cuerpo
como sí mi boca, mí ser, tuviera complicidad con la tuya






Te busco, te busco y no te encuentro,
        amor mío.




Dueles.

¿Cuánto tiempo se le perdona un amigo? ¿Cuántas veces?
Una disculpa, un perdón sana cualquier momento incómodo… 
No confundas la buena amistad con el cortejo, no confundas mi afecto con tú afecto, por qué yo ya no te quiero igual.
Yo te quiero cerca, en paz, completo, atento, para mí… 
Tú me quieres a veces, de repente, fugazmente, un poco conciente un poco inconsciente; ¿ me pidas te actúe igual después de tenerte y perderte? 
Mi dulce amigo, esa es la más puta de todas las posibilidades. 


Pierdo la memoria con tal de que me beses.

Un novio de flores
de versos
 de prosa

Un romance con  un hombre
con suspenso
siendo amantes

Un novio de ahorita
de ratos
de siempre

Un novio al amanecer
y para todas las puestas de sol

Un novio con calma
y a su vez intenso
o mejor, un equilibrio entre esas y otras tantas.

Un hombre mío
yo de él
para seguir siendo dos y uno a su vez.

Un arte.

El arte de perder no es difícil de dominar.
Tantas cosas nos muestran su posibilidad de ser perdidas
que perderlas no es un desastre 

Pierde algo todos los días.
acepta la desesperación 
de perder las llaves de las puertas, el tiempo malgastado. 
El arte de la pérdida no es difícil de dominar.  

Después practica perder más cosas y más rápido: 
lugares, nombres y a donde se fue lo que significaba
para ti viajar. Nada de esto provocará un desastre. 

Yo perdí el cuidado de mi madre. Y, mira,la última o 
penúltima de mis tres amadas casas  
se fue. El arte de la pérdida no es difícil de dominar. 


Perdí dos ciudades encantadoras y aún más inmenso que eso, 
algunos reinos que poseía, dos ríos, un continente. 
Los extraño, pero no fue un desastre. 

Aún si te pierdo a tí (tu voz mordaz, un gesto que amo) 
no habré mentido. Es evidente que el arte de perder 
no es demasiado difícil de alcanzar,aun cuando pueda 
parecer (escríbelo) como un desastre.

-Elizabeth Bishop, Un arte.

Si te quedas



Y sí te quedas, no espero perfección ambivalente
y -mucho menos que menos
-, palabras inútiles de amor eterno.

Te prometo en cambio, construir cada día hasta donde
mis fuerzas alcancen, sonrisas en nuestros rostros
causados por los momentos juntos.
Buenos momentos, disfrutados y placenteros.

Te prometo luchar por ti y por mí, -tratar de hacer que
esto funcione. Apreciar cada esfuerzo. Anhelar cuando estés
lejos de mí y disfrutar tú presencia segundo a segundo.

Sí decides, te advierto cariño mío, que no soy nada estable
y que mis deficiencias quizá para ti sean muchas.
Aunque me cueste mucho amar, quererte dependerá de
ti y de lo que te preocupes por mí.

Cariño, no pretendo que seas de mí exclusivo, ni mí
esclavo ni mí sirviente... contigo pretendo que seamos compañeros
 de ésta vida y los mejores amigos.

Antes de que decidas quedarte o marcharte, sostén éste  afecto
 que te anticipo y ponlo en balanza, sopesa mí propuesta contra tú soledad

y esperemos que tú elección sea la correcta. 

El pecado

Hasta el más valiente de nosotros tiene miedo de sí mismo. La mutilación del salvaje encuentra su trágica supervivencia en la auto-renuncia que desfigura nuestra vida. Se nos castiga por nuestras negativas. Todos los impulsos que nos esforzamos por estrangular se multiplican en la mente y nos envenenan. Que el cuerpo peque una vez, y se habrá librado de su pecado, porque la acción es un modo de purificación. 
Después no queda nada, excepto el recuerdo de un placer o la voluptuosidad de un remordimiento. La única manera de librarse de la tentación es ceder ante ella. Si se resiste, el alma enferma, anhelando lo que ella misma se ha prohibido, deseando lo que sus leyes monstruosas han hecho monstruoso e ilegal.
Se ha dicho que los grandes acontecimientos del mundo suceden en el cerebro. Es también en el cerebro, y sólo en el cerebro, donde se cometen los grandes pecados.

 -Oscar Wilde.

Quédate conmigo.


-¿Cómo me quieres Alex? 
-Como se quiere un colibrí cuando lo ves en el jardín.
-¿Y cómo es eso?

-Quieres que no se vaya, que se quede ahí para correr por la cámara y tomar fotos de lo hermoso y maravilloso que es.
-Que hermosa forma de querer. 





Autor: Alex Cruz.


Así son las cosas, empezamos como amigos...

Ha pasado unos cuantos meses después de que hablamos en tu departamento aquella noche. Y te juro que desde ese día no he querido otra cosa que reparar el daño.  Perdón por rozar tu independencia, esa nunca ha sido mi intención. Espero que lo sepas. No quiero tenerte en exclusiva, sé que ahora tienes más amigos y amigas y por ende, otros compromisos. Entiendo que para ti sea muy importante pasar tiempo con ellos, de verdad que sí. 

Pero, ¿no te habías dado cuenta que desde aquél fin de semana en casa de tus papás no hemos hablado? O peor aún, desde la charla en tu departamento, ¿cuántas veces nos vimos o hablamos? Las puedo contar con los dedos de una mano. ¿Te pusiste a pensar en mis sentimientos cuando me cancelabas o cambiabas los días cuando se supone saldríamos? Hasta hace unos días, por aquello de navidad y esas cosas, escribiste, y quieres que te conteste como si nada ocurriera, sería fácil hacerlo y en definitiva renunciar a la amistad; llevo meses dándome cuenta que ya no éramos los mismos.

Aquella vez que te visité y te encontré en aquél bar, esa noche en esa charla me dejaste una inmensa puerta abierta que me hizo creer –por todo lo que me dijiste, claro- que habría posibilidad de avanzar, por más que te dije que era un error y que tenía miedo por lo que pensara tu ex, las personas, y porque tenía miedo a perderte me llevaste la contra, me llenaste la cabeza con fantasías e ilusiones. Y de la nada me cerraste esa puerta en las narices, no sé qué te hizo cambiar de opinión.

Cuando quieres hablar, escribes, cuando tú no y yo sí, me ignoras, te ausentas. He pasado malos momentos y no has estado ahí. Y sé que yo tampoco he estado al cien para ti como de costumbre, pero ha sido porque tú no has querido. Literal me sacaste de tu vida, me apartaste o al menos me excluiste en muchas áreas,  y me duele. No eres el único que quisiera reclamar un “creía que éramos mejores amigos”, yo también he pensado que nuestra amistad valía la pena y me he preguntado si la relación se ha roto o si hemos caído en el punto muerto. Creo que lo que menos necesitamos ahora es ponerle tanta carga a nuestra amistad, ambos nos hemos fallado.

No me había dado cuenta de que se te hiciera tan difícil quedar conmigo, y si no es así, me has dado esa impresión. Y entonces lo comprendí, sé que soy un poco lenta, no sé por qué me costaba aceptar lo que ocurría en realidad, mis verdaderos sentimientos, el por qué me siento tan ofendida contigo.

Y la situación se remonta a muchísimo tiempo atrás, cuando te conocí. Recuerdo perfectamente que puse condiciones para tener una amistad contigo, y era no mencionar que hubo algo antes de nuestra amistad, porque  que a pocos días de cansarte de ligarme a mí, me das la noticia que ya salías con Emily, y que además ya eran novios. Tu no lo sabías porque no existía la confianza en aquél entonces, pero pasaba por momentos muy dolorosos para mí, todo en un año. Demasiados cambios familiares, y  por si fuera el colmo, terminé con mí único novio formal en mi vida, que no lo amaba, pero si me apoyó y escuchó demasiado. Es una gran persona. Ahí, al mes de haber terminado con él, llegaste. ¿Estás de acuerdo que no estaba en óptimas condiciones para tener otra relación?  Además recuerdo a ver estado muy ocupada en la preparatoria y de verdad no podía salir contigo, no es que no quisiera. Y luego tú querías todo rápido, no sé,  ya querías tener novia o algo, y yo siempre te dije que primero debíamos ser amigos. Creo que fue fácil al principio asimilar que me habías cambiado, ya que no te veía a menudo. Entendí el rol que tenía que hacer y  por eso quería que estuvieras bien con ella, siempre, siempre te di consejos, te apoyaba emocionalmente, una que otra vez te acompañé a comprarle cosas, inclusive te echaba porras para que no terminaras con ella. Debo admitir que sí me sacó de onda todo al principio, pero se fue haciendo costumbre nuestra relación de amigos. Hubo una vez que empecé a sentir algo, algo más de cariño y así… en ese momento me alejé, fue como medio año recuerdo, porque no quería ser una intrusa en tu relación, o sea, era tu amiga, no me permití atravesar esos límites, no me iba a jugar nuestra amistad. Después de ese break, continué normal. Y entonces pensé que sólo había sido emocional, tu sabes, por el tiempo que nos dedicábamos. Pero en octubre, con lo que pasó, me sentí mal, sé que no necesitabas complicarte la vida teniendo otra relación, quieres disfrutar tu vida de macho soltero, y más que nada tratar de comprender y sanar lo que había ocurrido con tu ex, sé que fue fuerte para ti, te oí, te sentí llorar por teléfono ¿lo recuerdas? Por eso me sentí mal y pensé mil veces que la habíamos cagado. Pero entonces dijiste cosas, dije cosas, hubo más encuentros, muchos besos y me confundí. O más bien me di cuenta que siento mucho por ti, no sólo desde hace unos meses, sino desde el inicio. Y me avergüenza, lo juro, perdón, no debería ser así. Siempre quise mostrarme como una amiga, y por eso me aleje durante un tiempo y volví y todo seguía avanzando bien.
Estábamos bien. Siempre habíamos estado bien. Sin embargo nos equivocamos en pensar tanto en que si empezábamos a salir nuestra amistad se iría al carajo. Nunca consideraste  la posibilidad de que la relación mejoraría si dábamos el paso. Te confesé lo que sentía por ti y tú te apartaste, ¿te puedes imaginar si quiera lo mucho que me dolió? Aunque no lo demuestre a menudo, sí tengo sentimientos. Aun así te di tiempo y no dije más porque esperaba que… 

Sólo quiero que todo esté bien entre nosotros, que me regresen a mi mejor amigo.

Me ausenté porque intento aclarar mis propias ideas.
¿Que si estoy enojada contigo? ¿¡En serio no tienes idea de lo que me pasa?! “De verdad debió haber sido muy malo lo que te hice”. Me rompiste el corazón, doblemente. Eso pasa.  En primera porque tengo la sensación de que estoy perdiendo a mi mejor amigo. Espera, no, no sólo a mi mejor amigo sino a parte de mi familia, te dejé formar parte de mí mundo. Y en segunda porque si al menos no tendríamos un romance, esperaba que reaccionaras diferente, y no. No sé si lo tomé más en cuenta por el papel que formabas en mi vida, o porque esperaba una reacción distinta. Me sentí sin nadie ¿sabes? Normalmente corro contigo cuando tengo un problema de amores y necesito un consejo, pero ahora eras tú mi problema y no te tenía como mi mejor amigo.

Siempre he sido muy espontánea contigo, pero ahora no sé qué decirte, cómo reaccionar. Hay mucha tensión entre nosotros. Al principio estaba triste porque me habías bateado, luego pasé al enojo e indignación al leer tu estúpida y fría respuesta en instagram, si, esa donde estás con tu “novia”. Intenté que no me afectara, porque siempre dices que son redes sociales, que no todo es verdad, pero aun así cada día que pasa me siento más herida.  Estoy muy confundida, es mejor que nos tomemos un descanso.

No quería contestar tus mensajes porque necesitaba tiempo, y además, no quería escribirte algo de lo que me tuviera que arrepentir después, no quiero que nuestra relación de deteriore. Y si quiero que las cosas vuelvan a la normalidad, tengo que comportarme como si todo estuviera bien, pero tú sabes que no sé fingir.

No puedo, no puedo, no puedo. Me es imposible –ahorita- ser tu mejor amiga, serlo conlleva muchas cosas (darte consejos cuando estés mal con tu novia, o soportarte hablar de ella todo el tiempo, como con Emily) por eso quiero dar un paso atrás y comprenderlo todo. Y no estoy diciendo que nunca jamás vaya a serlo. Tampoco quiero que forcemos las cosas, como un día tú me dijiste, porque así no está padre… lo que quiero decir es que quiero que sigamos siendo amigos y que formes parte de mi vida y yo de la tuya, eres importante y siendo sincera, les da tu toque especial a mi vida. Pero ahora no puedo, por mí, por cuidarme. 

Todo cambió, tienes todas las vacaciones para divertirte y distraerte, cuando regreses, si quieres, si puedes, retomaremos el tema.

Hay que mantener intacto lo que queda de nuestra amistad, siento que si damos un paso en falso ¡bum! nuestra amistad saldría en pedazos.  
Quisiera sentirme cómoda junto a ti de nuevo.

Besos y abrazos. 

Nicki

Me llamo Arleth y tengo 15 años, como cualquier adolescente, tengo problemas para “comunicarme” con mis padres; es decir, ellos no me entienden y yo no los entiendo. Cada mañana se toman la molestia de repetirme lo mismo: “Arleth arréglate más, mira que fodonga te vas a la escuela”, “Arleth organízate”, “Arleth, arleth ¡Arleth…!” Bla bla bla. Ensordezco y sólo veo a mi madre por el retrovisor mover los labios ¡Qué fastidio comenzar mis días así! ¡Nunca me escuchan! Una vez más me he quedado con las ganas de reprocharles su ausencia, su carente paternidad.

Llego a la escuela, saludo a la directora, que como todas las mañanas hace acto de presencia en el pórtico del colegio. Se dirige a mi sonriendo y comenta "amablemente"
-“Buenos días señorita Arleth, queeeee… bonita viene hoy”
¡Hipócrita! -pensé. Ni siquiera volteé para observar su expresión.
Me dirigí a mi salón de clases y al cruzar la puerta miré a mis compañeros listos con bolígrafo en mano y papel sobre el pupitre; mi asiento está junto al de Diane, se podría decir que somos ‘amigas’.
Comenzó la clase. La señora cabello -como solía llamarla-, comenzó hablando sobre la historia de México, muy interesante el tema, debo decir. De pronto alguien osa interrumpir, era la directora llamando a la puerta. Tras su larga falda estaba un chico cuyo aspecto era notablemente distinto.
-“Hola jóvenes, quiero informarles que Nicolás Fernández va a formar parte de su grupo de ahora en adelante, les pido que sean amables y lo integren al grupo”
De pronto la maestra cabello cambió de lugar a Diane para que Nicki se sentará junto a mí y le ayudara con los apuntes. Volteé a ver a mi nuevo compañero y gesticulé una sonrisa. Nicki era un chico que tenía labio leporino, este es un defecto facial donde el labio superior y el paladar no se desarrollan correctamente dentro del vientre. Al terminar las clases, la maestra me detuvo unos segundos para pedirme que le prestara mis apuntes a Nicki. Tomé el autobús escolar y justo una cuadra antes de mi casa veo que se baja Nicki. ¡No puedo creerlo, vive cerca de mí y jamás me había dado cuenta!
Llegando a mi casa, mi Nana ya tenía la comida hecha y la casa impecable, lo único que tengo que hacer es ‘portarme bien’, ‘comer bien’ y ‘hacer mis tareas’ tal cual como mis padres siempre atosigan. Ya eran las cuatro de la tarde y yo ya había terminado. Así que decidí ir a casa de Nicki para entregarle las libretas. Llamo a la puerta, toc, toc. Sale una moderna y amable mujer, su madre.
- Hola señora, me llamo Arleth y soy compañera de Nicki. La maestra me pidió que le prestara mis libretas a su hijo para que ya no se atrasara más.
- Qué amable de tu parte, pasa. ¡Nicki, hijo, baja por favor, vinieron a verte! Toma asiento Arleth.
- Gracias Señora. Hola Nicki, te traigo mis libretas.
- Wrolla. Grajeias Arjlet.
Sinceramente, no comprendí nada de lo que dijo. Tomé la decisión de irme lo más pronto posible. No fue porque no me cayera bien ni nada, sólo que no deseaba hacerlo sentir mal o algo parecido.
Ya son poco más de tres meses que Nicki y yo nos conocimos, ha sido un largo proceso de integración, del grupo con Nicki y él con nosotros. Le hemos ayudado a mejorar su pronunciación, su lenguaje corporal, su gesticulación facial etc. Él nos ha enseñado a entenderlo, que podemos aprender unos de otros, a tener paciencia y a unirnos como grupo.

El viaje, la vida.

Observo a la niña que viaja en el mismo transporte que yo, una ruta seis con destinos diferentes.
Es su mirada de duda, curiosidad, de asombro. Me impresiona la fuerza con la que se sostiene, sus manos aferradas al asiento por causa del turbulento viaje. ¿Es acaso los choferes no saben manejar o todos ellos asistieron ala misma escuela? 
Mis letras también sufren una transformación por el viaje. 

En un asiento cercano al mío viene un personaje a quien también le observo la mirada. Es un señor a quien le calculo ochenta y cinco años aproximadamente, viste elegante y sostiene un folder con ambas manos. 
Pero qué mirada, demonios. Siempre me he preguntado en qué medita una persona a esa edad, qué aspiran, qué sueñan. Creo que su mirada al vacío -hundida en el vacío- dicta soledad, no lo sé. 
Las miradas  son el reflejo del alma de cada persona, ahí, donde los disfraces no existen.

Un par de señoras a mi lado -amas de casa por lo visto- periquean sobre sus maridos y se empavonan con sus hijos. Son conversaciones donde una puede aprender a ser "mujer, madre y esposa", y lo escribo entre comillas porque dudo que ese sea el fin de cada mujer en la tierra, ser sólo eso. 

Se quedó dormida después de tanto arrullo, la pequeña quedó cobijada en los brazos de su madre quien con delicadeza plantó un beso en su frente y la sostiene. 
¿En qué momento se fue el anciano? Supongo que así de rápida es la vida y la estancia en la tierra. Es como un transporte público: compartimos unos momentos juntos y luego nos vamos, salimos y entramos en la vida de tantas personas y sólo en algunas decidimos y nos permiten compartir todo el viaje, la vida. 





Amor con receta.

No te preocupes, son los mismos altibajos que la vida te hace pasar.
Por favor, no te angusties, lo que menos quiero es causarte tristezas.

Eres una de mis felicidades, y aunque no lo parezca, me haces tan fuerte. Puedo sentirme invencible con tus palabras de aliento, con tu abrazos eternos, con tus miradas de amor, como si me acariciaras el alma. 

Lucho para que la vida me muestre una buena cara, lucho para encontrar el momento oportuno para sobresalir, para perseguir lo que quiero, y siento mucho que eso cueste el distanciarnos.

Estoy consiente que el precio es bastante alto y que quizá, si todo me sale mal, me pueda arrepentir.
Arrepentirme por el tiempo que perdí lejos de ti, arrepentirme por la ausencia, mí ausencia, porque sé que tu siempre has estado ahí, en aquel lugar esperando mi llegada con un café, un café frío sobre la mesa, porque nunca he llegado al encuentro. Arrepentirme por las cosas que nunca te dije y los sentimientos que nunca te demostré, arrepentirme por las cartas que nunca te entregué, y los momentos que no te di...
Tiempo, detente muchos años.

No es que ahora tenga un agujero en vez de corazón. Soy la misma persona, la más sensible que podrías conocer,  la que te demuestra poco por imbécil o por cruel, contigo, conmigo. No sé.

Te debo una disculpa. Es mi culpa, lo sé.


Lo leí en un libro, me encontré entre esas páginas, en esas letras decía: "No esperes más. Si no, vas a hacerle daño a todo el mundo al mismo tiempo". Lo leí y me derrumbé en lágrimas infinitas y en llantos ahogados.
Parece que el autor supiera que lo iba a leer. Fue el momento justo, el apropiado. Lo leí y te recordé a ti, te recodé diciéndome que mi ausencia lastima, duele, enfurece.

Todo el mundo hace  lo que puede. Con sus heridas, sus pesares, sus nuevas alegrías, con sus nuevas y mejores emociones, y con el tiempo que tiene, que vive y que ve pasar. Son cosas raras de la vida.

Te pienso al escribir, te pienso todos los días, en tus palabras sabias sobre todo, y quizá creas que sea poco para ti.
No quiero esperar más. Odio la espera. He pasado cada minuto de vida esperando no sé qué y es cansado. No te quiero perder, no quiero que me olvides.

"Alguien me dijo que el olvido está lleno de memoria".


E=MC², mon amour et F(X)=TAN X CUANDO X=π/2, votre amour.

Tengo miedo, y con esta frase voy a comenzar.
No lo planee, no lo vi llegar. Tampoco esperaba que esto nos sucediera. No esperaba tenerte, que me tuvieras. No sé si lo arruinamos.
Me invade el miedo al decirte todo esto a la cara, tengo miedo -de una manera absurda- de lo que pienses de mí, de mí reacción, de mis sentimientos.

¿Y sabes qué? es estúpido. Me conoces bien, eres mi mejor amigo, y sabes como soy, conoces algunas de mis respuestas, y lo que mis expresiones connotan, como si tuviéramos una conexión mental. Pero lo que no sabes, es descifrar mis silencios, cuando agacho la mirada, y cuando digo que perderte sería una calamidad para mí.
Quiero dejar de usar esa última expresión como excusa para no decirte lo que realmente siento, como tu excusa para no decirme la verdad. Como nuestra excusa para no olvidarnos.
No me hables con la boca llena de mentiras.

"Cuanto más me adelanto en la vida, más me doy cuenta de que eso es verdaderamente lo único que le importa al hombre: ser amado. Todo lo demás puede resultar agradable y simpático, pero no llega al fondo del problema".
Y me he puesto a recordar, Chatito, desde que te conozco han sido buenos momentos y grandes experiencias.  Siempre he estado para ti, es así como yo te demuestro mi amistad: escucharte, darte consejos, ser tu apoyo para seas más fuerte, reír, dormir, estar a tu lado...
Me dolería pensar que este bonito y pequeñito cariño se deshiciera.
Tengo claro el recuerdo del momento en que recibí tu solicitud de amistad, las primeras pláticas, la primer discusión, la primer vez que te vi, las charlas por zello, whatsapp, twitter, chat, los encuentros, los desayunos, los paseos, los cumpleaños, los 'buenos días', los primeros apodos...
El beso cambió todo, fue esa delgada línea. Y la cruzamos, no recuerdo quién invitó al otro, pero recae en ambos una responsabilidad.

Me quedé con ganas de gritarte, de hacer que reaccionaras, que te dieras cuenta cómo las respuestas me iban lastimando. Me quedé con ganas de besarte, de que me abrazaras, de sentir tu ternura.
Pero me quede quieta a tu lado, fría, sin reacción alguna, sin respuestas  hábiles, sensatas. Sólo pude susurrar un "está bien" y mi mente divagaba, me preocupaba lo que seguiríamos siendo. Quizá hubiera sido más fácil para mi sernos al fin, que retroceder mil pasos. Pero lo fácil quizá no siempre es lo mejor, no sé.
Tiemblo, me emociono, sonrío, lloro, todo mientras escribo esto, espero que tal energía recorra tu sangre y tu mente  mientras mis letras pasean por tus ojos y mi voz te lee al oído.
No sé si somos parte de un juego o del hilo rojo colocado por Dios sabrá quién. Y si este es un reto, sé que vale la pena lucharlo, juntos. Porque aunque no nos necesitamos para vivir, tu compañía me hace bien. 

Un beso en la frente es todo un ''te amo'' sin palabras.
Siento un calor húmedo en la mejilla, algo suave que se desliza por ella. Sólo me queda inclinarme ligeramente, tal como he previsto, y ya está. De repente sale el sol, miles de lámparas se encienden y mi ruido interno se calla. Lentamente desaparece todo en un travelling de retroceso, y mi dorado sueño se apoya por fin en mi boca.

No es que quiera cambiarte algo, pero ambos sabemos que no estás bien. Y agradezco tu sinceridad,
siempre lo has sido, me has advertido cómo actúas y quién eres actualmente, lo avisas -dices- porque no me quieres lastimar, porque es injusto para mí, y que no merezco a alguien así. Nadie mejor que tu para saber  lo que permites en tu vida y determinar tus elecciones, pero ¿no soy yo una buena elección?

"Siempre me han tocado esa clase de corazones que retan mi amor y no de los que se complace en descubrirlo. Esos amores que se quedan un rato en mi corazón y no en mi vida".

Cuando digo amarte no es sinónimo de estar enamorada de ti, tu sabes que nunca lo he estado de nadie y realmente no sé si pueda algún día amar con tal intensidad, pero bueno, más bien es sinónimo de quererte y pensarte de la forma más dulce, pura y tierna, es que quiero que crezcas, que evolucione tu pensamiento,que alcances tus sueños. Quiero verte brillar y estar ahí contigo, en las buenas y en las malas. Te respeto y confío en que no harías algo intencional para lastimarme.
Admiro tu fuerza para salir adelante pese a los malos  momentos por los que has pasado, pese a las tormentas que has atravesado, sigues caminando. Eres como una palmera.
Conozco tu pasado, tus secretos, tus errores, tú corazón maravilloso, tú ternura y firmeza. Jamás te juzgaría, por nada, absolutamente nada, al contrario siempre puedes contar conmigo, y sé que tu tampoco me juzgarías y sé que puedo contar contigo a cualquier hora del día.

No quiero lo peor de ti, te quiero entero. No quiero ser tú juego, ni tu desmadre. Al leer y escucharte decir que te gustaba, te interesaba, y todo bello que leí de tus labios fue como un tranquilizante,  pero me suenan también a palabras huecas, no te culpo del todo, pero dudo de las palabras que no se acompañan con hechos. Lo siento.
Necesito un amor del bueno, no estereotipado, que dure pese a mis ideas de la vida y el amor y pese que el amor no confía en mi. Bueno, a veces ni yo confío en mí. 
"El amor es una gloria y a veces un accidente que se produce  y de repente te cambia toda la historia. Todos tenemos algo en nuestro interior que nos conmueve, nos atrofia, nos tortura. El mío es el amor, las relaciones amorosas, las parejas. Admiro y odio al amor, me tiene tan desdichada, tan melancólica. Sólo le agradezco la poesía que me permite escribir, la inspiración idiota que me regala y -en algunos casos- las personas con las que me permite coincidir."



Tama, hija, es hasta mañana...

20 de septiembre del 2014
El tiempo transcurre lento y rápido a la vez.
Llegar a casa, donde toda la familia religiosamente se congrega cada fin de semana no ha sido lo mismo sin ti.
Un pedazo de nosotros se fue. Murió.
¡Estoy enfurecida con la vida por arrebatarme de ti siento yo tan joven!
Como quisiera tenerte en mi presente y entablar largas pláticas contigo. Quizás, ni siquiera aún tengo tu nivel intelectual, pero de ti aprendería mucho. 
Mi abuelo, cuánto te extraño.
Recuerdo que la última platica que tuve contigo fue sobre mi hogar, sobre mí y mis hermanos. Me tomaste de la mano y me contabas cosas sobre mis papás. Jamás olvidaré esa mirada de ternura y amor que transmitías. 
Abuelito, te extraño y siento que no te valoré lo suficiente. Era yo en aquél entonces una niña y lo único que me interesaba era jugar. Esas pocas ocasiones, pero eternas en mi memoria, cuando me hablaste de tu estancia en Acapulco, tus amigos y me mostraste algunas fotos de cuando eras joven. Cuando me ayudaste en mi tarea sobre las partes de los volcanes, recuerdo que me prestaste uno de tus libros. O aquella ocasión en que, jugando con mi prima Mariana a la pelota, sin querer la volamos a la casa del vecino y yo imprudentemente quise brincarme la barda e ir por ella. Gracias a Dios estabas ahí, en tu sillón de siempre dormitando; donde estabas hacía reflejo entre la ventana de la puerta y la barda donde quería cruzar, me preguntaste ¿A dónde vas Anahí? -A ningún lado abue, tu comentario siguiente dejó huella en mi corazón, -No me mientas, el hecho de que esté aquí sentado no significa que no me dé cuenta de lo que pasa en esta casa, así que bájate de ahí que te puedes caer, esa barda no está bien puesta.

Por supuesto que en ese momento no quedé muy contenta, pues no había otra pelota con qué jugar. Pero de verdad tenías razón, siempre has tenido la razón, eres una persona muy sabia y hubiera querido tenerte más conmigo.
Nunca fuiste un abuelito muy apapachador o besucón, pero ¡ay, cómo nos cuidabas!
Tengo tu leve recuerdo de cuando tenía cuatro o cinco años, sentado en la puerta, cuando todavía era una rejita, sentado ahí por las tardes saludando a los vecinos que bajaban a Terrazas de San Antón. 
Te recuerdo también muy activo y vívido, arreglando el jardín, sembrando plantas para gusto de mi Jechu, mi abuelita, tu mujer. Te recuerdo escribiendo sobre la mesa de la cocina, solo y pensativo, te recuerdo bebiendo un caballito de tequila después de las comidas. Te tengo en cada Octubre leyendo a voz alta tus calaveras tan famosas.  Pero últimamente sólo son escenas y cuadros borrosos. Perdóname por favor.
Una mañana, estando en la preparatoria, me llamó mi papá, tu hijo, diciéndome que estabas muy enfermo y que si tenía la oportunidad, fuera al Salto.
En aquella época vivía en Yuatepec, sólo fui avisarle a mi mamá de lo que pasaba y me dio un recado para ti, recado que no escuchaste.
Iba pidiéndole a Dios por ti y tu salud, sin saber lo que realmente pasaba. Llegando, vi a una tipo ambulancia estacionada fuera de la casa, con sus puertas abiertas y me recibiste, me recibiste saliendo en una camilla, me preocupé, no me dejaron hablarte ni tocarte. Todo fue muy rápido. Oía dentro de la casa llantos y gemidos.
Entré y pregunté a mi padre qué pasaba y a dónde te llevaban, me dijo, -tu abuelo ya está con Dios, y me abrazó muy fuerte. No pude llorar, estaba en shock. 
Lo siguiente que recuerdo fue a Jana, mi prima, diciendo entre sollozos que Dios te necesitaba con él, y la abracé. 
No iba preparada para despedirme para siempre de ti.
Enseguida nos trasladamos a la Hispano Mexicana para velarte y darte honor. Ahí llegaron  todos tus conocidos, amigos, hijos, nietos y bisnietos. 
Ese día comprendí lo odioso que suena el "mis pésames" o "siento mucho la pérdida". Odie todo, los invitados, el olor de las flores y que te fueras.
"Aún recuerdo a las personas y sus voces impostadas intentando mostrar dolor, teatro del bueno para consolar a alguien más".
No podía asimilar que eras tú quien estaba en esa caja descansando. Nunca había fallecido alguien para mí cercano y mucho menos de mi familia.
El rostro de Eustacia de Domínguez era un tanto indescriptible, parecida a una niña pequeña e indefensa, no levantaba mucho la vista del piso, la vi tan triste y desalentada. Tus hijos e hijas, trataban de hacerla fuerte y a su vez sufriendo con ella tu partida. Si hubieras visto la escena, te sentirías orgulloso, pues siempre nos inculcaste la unidad.
Esa noche, mis primos y yo regresamos a la casa para descansar, los demás se quedaron contigo.
No pude dormir, me quedé en la sala hablando con unas amigas, cuando de repente, winni, el french poodle de Inés, y vaca, el chihuahua de Irene comenzaron a aullar frente a tu sillón. No me dio miedo, pero tenía muchas ideas rondando en mi cabeza. 
 
Enterrando tu ausencia.
Al medio día, yacías junto a tu madre, en el panteón al que todos los Domínguez vamos a ir a dar.
Lágrimas, ruidos, palabras y la familia. Eso en conclusión. Mi abuela lanzó la primer flor y aventó un puñado de tierra diciendo -te extrañaré mi viejito, pronto volveremos a reunirnos.

¿Y súndara? balbuceaba Miri, la más pequeña de tus nietas, miestras que Marcela, su madre, disimulaba sus lágrimas frente a ella.
Tu sillón hoy forma parte de la habitación de jechu, y en su lugar un altarsito quedó. 
Mi abu me hablaba de lo último que hiciste antes de morir, transcribías un poema tuyo y saliste al patio cuando resbalaste al bajar un escalón. Jechu salió corriendo por ti para  tratar de levantarte, dice que lo último que le dijiste fue -Ya estás vieja mujer. Y te fuiste.
Considero una forma bella de despedirte de quien vivió una vida contigo, te dio hijos, amor y cuidado; consumándose su promesa "hasta que la muerte nos separe". Tu frase además, es muestra de conocer la fuerza de tu mujer en cada una de sus etapas de vida. Un día quiero ser como tu, escribir como tu.
El legado y enseñanza que dejaste trascenderá mucho, como "tama" la palabra que sacaste de no sé donde, es con la que nos despedimos por las noches.
"Siempre he creído que en la vida hay personas que te alimentan, que te quieren y que necesitas de tal manera que cuando los pierdes nadie puede llenar ese vacío".
Tu recuerdo salta a mi mente.
Tenía tantas ganas de aterrizar estas letras desde hace un tiempo, pero no podía, no tenía los pensamientos organizados en mí mente, escribo esto a sabiendas que no lo leerás, pero como alivio y paz a mi alma.

Una carta para Carlos Domínguez Ayala, esposo, padre, abuelo, amigo, poeta y autor de grandes obras, escrita con amor y esperanza de la china, tu nieta. Tama.

Inspiración y ejemplo a seguir para sus familiares.